Los trabajadores del diario La Nación, de Chile, se movilizan ante el intento del Gobierno de Sebastián Piñera de cerrar la edición en papel del matutino, cuya propiedad es 70 % estatal, y afectar el futuro laboral de 600 familias.
El vicepresidente de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), Gustavo Granero, expresó su solidaridad con los trabajadores que llevan adelante el reclamo.
Tras arribar de Nueva York, donde denunció ante las Naciones Unidas la situación de violencia que sufren los trabajadores de prensa en México y Honduras, Granero sostuvo que "la FIP rechaza toda maniobra que signifique reducir las voces que informan a la población, atentando contra la seguridad laboral de los trabajadores de prensa, en nombre de postulados eficientistas que ya dieron muestra de su fracaso en todo el mundo".
"En América Latina existe una altísima concentración mediática, y no podemos permitir que quienes pretenden gobernar como gerentes de empresa apliquen recetas de ajuste que siempre avanza sobre los más débiles: los trabajadores", agregó el dirigente sindical.
El vicepresidente de la FIP concluyó señalando que "los medios de comunicación son un bien de carácter social, y es deber de los Estados garantizar que no haya uniformidad ni de cultura, ni de comunicación, ni de noticias, sino que haya mucha más sociedad hablando y opinando a través de ellos; por lo que la FIP respaldará plenamente a los trabajadores del diario La Nación y a los dirigentes su entidad afiliada -la Federación Nacional de Trabajadores de los Medios de Comunicación Social de Chile (FENATRAMCO)-, en su lucha por preservar las fuentes laborales y la pluralidad informativa".
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