Hoy se cumplen 14 años de uno de los más pavorosos crímenes contra un trabajador de prensa, el asesinato del reportero gráfico José Luis Cabezas.
En una cava, cerca de la ruta entre Pinamar y Madariaga, es hallado calcinado en un automóvil el fotógrafo de "Noticias". Esposado, con dos tiros en la nuca y dentro de un auto incendiado. Provoca conmoción. Cabezas, de 35 años de edad, conocía los "secretos" de Pinamar porque desde hacía 4 años cubría gráficamente la temporada para "Noticias" y era su pareja María Cristina Robledo, natural de la localidad con quien había procreado a Candela.
En aquella madrugada trágica un grupo de hombres lo acorraló en la puerta de su casa, cuando llegaba de una fiesta a la que fue a trabajar. Lo llevaron a la cava, lo golpearon hasta partirle varios huesos, lo esposaron y lo ejecutaron. Le prendieron fuego al cadáver dentro del auto, le robaron la máquina de fotos y luego escaparon.
Quedaron: un cuerpo carbonizado, el auto -sólo chapa quemada- y un reloj detenido a las 5.48 horas.
Era la síntesis del horror. La huella del crimen organizado, capaz de comprometer a la libertad de prensa y a la clase dirigente.
El asesinato aparecía agravado por su significación política. El hecho era que el fotógrafo había sido secuestrado a menos de 100 metros de la residencia del gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, en una zona "vigilada".
Duhalde ocupó un lugar protagónico en esta trama. Cuatro horas después del asesinato pasaba frente a lugar pensó que alguno de sus enemigos le había "tirado un muerto" para robarle sus aspiraciones presidenciales. Se convenció que era un macabro "mensaje mafioso-político" que le estaba dirigido.
La investigación, a cargo del comisario Víctor Fogelman, apuntó en un inicio a la "banda" de Margarita Di Tullio, más conocida como "Pepita la pistolera". Pero tras cinco meses de instrucción se comprobó la inocencia de los cinco acusados.
La Cámara Penal de Dolores ordenó al juez José Luis Machi apuntar sobre la policía bonaerense.
Comenzaron las primeras sospechas sobre el empresario postal Alfredo Yabrán. Su custodia personal aparecía involucrada en el crimen. Los sospechados como instigadores eran dos: Yabrán, al que Cabezas había fotografiado caminando en la playa cuando su imagen era desconocida, y los ex jefes de la Bonaerense, que guardaban rencor a Duhalde por una purga.
Con el correr de los días, la investigación precisó que el asesinato había sido ejecutado por el ex subcomisario de Pinamar, Gustavo Prellezo, y cuatro ladrones de Los Hornos subordinados a una mafia policial de la Costa, conocidos como "Los Horneros". Los cinco sospechosos fueron detenidos.
También se descubrieron los contactos de Prellezo con Gregorio Ríos, jefe de seguridad de Yabrán. Una nueva investigación se cernía sobre el empresario. Pero no continuó. "Don Alfredo" optó por la salida fácil, se suicido en su estancia de Entre Ríos.
En el año 2000 todos los acusados fueron condenados con penas de entre 10 y 25 años.
14 años después, nadie paga por el crimen. Todos los acusados están libres y la familia de Cabezas denuncia continuas amenazas sobre sus vidas.
Nota del diario Neuquén
En una cava, cerca de la ruta entre Pinamar y Madariaga, es hallado calcinado en un automóvil el fotógrafo de "Noticias". Esposado, con dos tiros en la nuca y dentro de un auto incendiado. Provoca conmoción. Cabezas, de 35 años de edad, conocía los "secretos" de Pinamar porque desde hacía 4 años cubría gráficamente la temporada para "Noticias" y era su pareja María Cristina Robledo, natural de la localidad con quien había procreado a Candela.
En aquella madrugada trágica un grupo de hombres lo acorraló en la puerta de su casa, cuando llegaba de una fiesta a la que fue a trabajar. Lo llevaron a la cava, lo golpearon hasta partirle varios huesos, lo esposaron y lo ejecutaron. Le prendieron fuego al cadáver dentro del auto, le robaron la máquina de fotos y luego escaparon.
Quedaron: un cuerpo carbonizado, el auto -sólo chapa quemada- y un reloj detenido a las 5.48 horas.
Era la síntesis del horror. La huella del crimen organizado, capaz de comprometer a la libertad de prensa y a la clase dirigente.
El asesinato aparecía agravado por su significación política. El hecho era que el fotógrafo había sido secuestrado a menos de 100 metros de la residencia del gobernador bonaerense Eduardo Duhalde, en una zona "vigilada".
Duhalde ocupó un lugar protagónico en esta trama. Cuatro horas después del asesinato pasaba frente a lugar pensó que alguno de sus enemigos le había "tirado un muerto" para robarle sus aspiraciones presidenciales. Se convenció que era un macabro "mensaje mafioso-político" que le estaba dirigido.
La investigación, a cargo del comisario Víctor Fogelman, apuntó en un inicio a la "banda" de Margarita Di Tullio, más conocida como "Pepita la pistolera". Pero tras cinco meses de instrucción se comprobó la inocencia de los cinco acusados.
La Cámara Penal de Dolores ordenó al juez José Luis Machi apuntar sobre la policía bonaerense.
Comenzaron las primeras sospechas sobre el empresario postal Alfredo Yabrán. Su custodia personal aparecía involucrada en el crimen. Los sospechados como instigadores eran dos: Yabrán, al que Cabezas había fotografiado caminando en la playa cuando su imagen era desconocida, y los ex jefes de la Bonaerense, que guardaban rencor a Duhalde por una purga.
Con el correr de los días, la investigación precisó que el asesinato había sido ejecutado por el ex subcomisario de Pinamar, Gustavo Prellezo, y cuatro ladrones de Los Hornos subordinados a una mafia policial de la Costa, conocidos como "Los Horneros". Los cinco sospechosos fueron detenidos.
También se descubrieron los contactos de Prellezo con Gregorio Ríos, jefe de seguridad de Yabrán. Una nueva investigación se cernía sobre el empresario. Pero no continuó. "Don Alfredo" optó por la salida fácil, se suicido en su estancia de Entre Ríos.
En el año 2000 todos los acusados fueron condenados con penas de entre 10 y 25 años.
14 años después, nadie paga por el crimen. Todos los acusados están libres y la familia de Cabezas denuncia continuas amenazas sobre sus vidas.
Nota del diario Neuquén
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