jueves, 22 de noviembre de 2007

No a la Violencia: El femicidio no es un crimen pasional


En base a un monitoreo de las noticias aparecidas en medios gráficos de circulación nacional y los cables de tres agencias informativas nacionales, TELAM, DYN y NA, son 60 los femicidios registrados en nuestro país entre el 1 de enero y el 15 de noviembre de este año. Tomando las mismas fuentes desde el 2004 hasta el 2006, los femicidios llegaron a 140. El femicidio es el asesinato de mujeres por razones asociadas a su género. Ser mujer se convierte en un riesgo, las hace vulnerables.


El término es parte de la producción teórica feminista pero también es una herramienta política que permite hacer visible y desnaturalizar la violencia extrema contra las mujeres. No solo el número sino la crueldad que los caracteriza deberían generar una respuesta para erradicar esta forma de control sobre las mujeres.


Diana Russell y Jill Radford en “Femicide. The politics of woman killing” lo utilizan para nombrar el trasfondo político que tienen las muertes de las mujeres por violencia de género; estas autoras expresan que “el asesinato de mujeres es la forma más extrema del terrorismo sexista” y consideraban que “una nueva palabra es necesaria para comprender su significado político. Pensamos que femicidio es la palabra que mejor describe los asesinatos de mujeres por parte de los hombres motivado por el desprecio, odio, placer o el sentido de propiedad sobre ellas”.

Por su parte Jane Caputi en “Advertising Femicide: Lethal Violence against Women in Pornography and Gorenography”, expresa que “no es ningún fenómeno inexplicable. Por el contrario, es una expresión extrema de la 'fuerza patriarcal'. Ésta -como esa otra forma de violencia sexual, la violación- es una expresión social de la política sexual, una institucionalización y una promulgación ritual de la dominación masculina, y una forma de terror que funciona para mantener el poder del orden patriarcal”.

Marcela Lagarde, antropóloga feminista, se refiere al femicidio como “el genocidio contra mujeres”. La diputada y presidenta de la Comisión de Femicidio del Congreso mexicano asevera que “todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres”.

La violencia contra las mujeres -un círculo que adquiere distintas modalidades como el insulto, la subestimación, el golpe, la violación, entre otras, y se cierra en el femicidio- no está desvinculado de un contexto social que produce y reproduce un sistema de ideas, valores, roles diferenciados según se trate de varones o mujeres que derivan en la dominación, sumisión y desigualdad entre hombres y mujeres.

Las mujeres son sometidas a un proceso de degradación durante el cual el terror enmudece, paraliza. La falta de estos elementos para analizar los femicidios y ubicarlos en un contexto político y cultural los convierte en lo que los medios de comunicación suelen llamar “crímenes pasionales”; una forma errada y engañosa de definirlos.

La pasión es inexplicable, sin razón y por consiguiente el empleo de este término para calificar los asesinatos de mujeres oculta sus verdaderas motivaciones, la matriz que subyace en todos ellos.


*Material producido por Artemisa Comunicación para la Campaña 16 días de activismo contra la violencia hacia las mujeres (2007).

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